lunes, 20 de febrero de 2012

UNA GRUA QUE SE HACE ROGAR

Alfonso Vazquez Churriana. La asociación de vecinos denuncia la presencia de una grúa en unas obras paralizadas desde hace unos tres años en el número 19 de la calle Torremolinos, en un histórico edificio que iba a ser paralizado. Los vecinos de la calle contigua han recogido firmas para pedir el desmontaje del aparato, una estructura pegada a sus viviendas que les causa una enorme inseguridad
La veterana mansión, de finales del XIX, se encuentra en la calle Torremolinos, justo enfrente de la casa de cultura de Churriana.Según explica Inmaculada Viñolo, presidenta de la asociación de vecinos, la histórica casa llegó a ser el Ayuntamiento de Churriana en los tiempos en los que todavía era pueblo.En el patio delantero de la casa se levanta una gigantesca grúa. Las obras de reforma de la casa, que la iban a convertir en 11 viviendas y locales, empezaron en octubre de 2007 y tenían que haber estado listas en noviembre de 2009. Pero llegó la crisis y la grúa ha permanecido todos estos años sin nada que hacer, pero inquietando a los vecinos.«Los vecinos dicen que la grúa lleva así por lo menos tres años y que es un peligro para ellos», resume la presidenta vecinal.Otra vecina comenta: «Muchas veces estoy esperando a mi hija y de ver cómo se mueve con el viento estoy asustada, además de que también la casa es un peligro porque cualquier día se desprende algo».La asociación de vecinos llama además la atención sobre una parcela adyacente, que también forma parte de las obras, llena de maleza y sobre todo, de gatos, y pide al propietario que limpie la parcela.De la vecindad de la grúa es testigo diario María García, que ha recogido firmas de los vecinos de su calle, Gavilanes, que da a la espalda de la mansión y también de la calle Torremolinos, para pedir la retirada de la grúa.De hecho, el patio de su casa da a la pared posterior de la casa, con la grúa asomando por arriba. «Los días de viento es horroroso, el enganche que lleva colgado se mueve una barbaridad, pero además del ruido está el peligro. Si tuvieran la habitación de sus hijos debajo de la grúa ya andarían para quitarla pero me dicen que no tienen dinero para quitarla», cuenta. María también resalta el estado ruinoso de la casa, hasta el punto de que durante las obras, la constructora colocó unas mallas para recoger posibles desprendimientos a la altura del patio del vecino. «No hay derecho, se escuchan todo el tiempo los crujidos de la grúa, algo se cae al patio y mata a alguien», resume.Fuentes de Urbanismo señalaron que el Ayuntamiento «puede y debe pedir la retirada de la grúa por cuestión de seguridad y el día que se reanude la obra, que la vuelva a montar». La instalación de una grúa requiere una licencia distinta a la licencia de obra «pero no es indefinida», subrayaron.


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